EL TENER AMISTAD CON DIOS
A
través de todas las vicisitudes que uno pueda sufrir durante la oración
(distracciones, búsqueda de consuelo fácil, huir de las dificultades y
sufrimientos, vacío y sequedad interior…) Santa Teresa nos guia hacia una amistad con Dios fortalecida en las
dificultades; así ella nos recuerda que la oración es “ser servidor del Amor,
es decidirse a seguir por el camino del diálogo confiado con Aquel que tanto
nos ha amado”. Incluso cuando Teresa
narra las distracciones y dificultades que se dan en la oración ella es
capaz de explicarnos de una forma sencilla y diáfana “la soberana libertad de
Dios” que nos quiere hacer partícipes de su amor, de su fidelidad y su belleza,
incluso a remolque de nuestras limitaciones y defectos.
Teresa nos quiere guiar hacia lo mas hermoso
del “tener trato de amistad con Dios” partiendo de nuestras debilidades. “En el
camino de la oración, dejar que el alma, con suavidad vaya avanzando hacia su
bien mayor, y para ello es importante que nadie se desanime ni se aflija por
tener que padecer sequedades, inquietudes y distracciones del pensamiento. Quien
quiera ganar libertad de espíritu y no vivir siempre con tribulación, no debe
temer la cruz y verá como el Señor también le ayuda a llevarla”.
Ella nos dice que “el Señor se puede valer de
una salida al campo, de una conversación edificante o de contemplar el agua y
las flores” para recuperar el gozo espiritual y el trato de amistad con Dios
lleno de confianza por medio de la oración filial.
Teresa nos guia por este camino del alma a
través de todos los estadios de la experiencia del orante. La amistad con Dios
crece, el amor sitúa el alma en “un estar gloriosamente fuera de si” y entra en
comunión de destino con Jesús, se desborda en el anhelo de salvar almas y se
desvive en la alabanza a Dios.
El eje de la oración teresiana es Jesús; y es
Jesús quien otorga la gracia de una oración mística que desarrolla en la
persona la energía y la fortaleza para vivir el seguimiento de Jesús, su Amigo.
Teresa sabe que si no hay mas personas que avancen en el camino de la oración
es “porque no entran por la puerta que es Jesús, sea por falta de humildad (al
considerar no necesario contemplar a
Jesús en su vida terrena), sea porque olvidan que nuestra condición humana necesita
ver a Jesús en su santa humanidad: “lo vemos sufriendo y nos hace compañía… es
muy buen amigo”.
Teresa escribe: “con un amigo tan bueno
(Jesús) que nos guia y con tan buen capitán que se ha adelantado en los
sufrimientos, todo se puede sufrir. Jesús es ayuda y nos alienta; nunca nos
falla…. es verdadero amigo que no nos dejará en los sufrimientos ni en las
tribulaciones, como ocurre con los amigos de este mundo. Feliz quien le ame de
verdad y lo lleve siempre junto a él.”