Motivo

A los 500 años de su nacimiento, Santa Teresa de Avila nos sigue enseñando como Maestra Espiritual a los creyentes de hoy

- Santa Teresa hoy nos visita en la ciudad

“Quiero caminar por las calles de mi ciudad de la mano de Teresa de Jesús”, asi empieza su libro: “Si Teresa de Jesús volviera hoy” (Editorial Monte Carmelo, Burgos 2013); una religiosa de la Compañía de Santa Teresa de Jesús que vive y trabaja en Barcelona (Mª Victoria Molins Gomila, nacida en Barcelona en 1936)… “Con Santa Teresa aprendí “que en las ocasiones y no en los rincones se ha de mostrar el amor de Dios” y pronto me fui dando cuenta de que “también entre los pucheros anda el Señor” y me entusiasmé el dia que empecé a entender que “humildad es andar en verdad y que quien a Dios tiene, nada la falta, porque sólo Dios basta “.
 Voy a sacar a Santa Teresa de los conventos en donde ella estuvo tan a gusto, y de las carretas con las que viajó por toda Castilla y parte de Andalucía, para traerla a las calles de cualquiera de las ciudades agobiantes de actividad, cambiando los arrieros y mesoneros de su tiempo por los obreros, los parados, los médicos o los estudiantes, los mendigos y los turistas, los vendedores ambulantes, los inmigrantes…

“Obras quiere el Señor”
Y quise acabar el dia acompañando a Teresa (nuestra Santa Teresa, en imaginación) a unirse a un grupo de oración que se reúne una vez a la semana. Es una oración sencilla, con cantos, textos bíblicos y pausas contemplativas.
 Desde el primer momento vi que Ella se sentía muy a gusto. Su rostro parecía transfigurarse cuando uno de aquellos jóvenes leía un texto del Evangelio. Pero su sorpresa fue grande cuando nos oyó a todos cantar el estribillo de su famosa “Letrilla” con música de Taizé: “Nada te turbe, nada te espante. Todo se pasa. Quien a Dios tiene, nada le falta, nada te turbe, nada te espante. Sólo Dios basta”. A la tercera o cuarta repetición del canto ya se unió Teresa a nosotros con mucha unción.
 Cuando llegó el momento de compartir la oración, nos sorprendió a todos con su ímpetu, o su humildad y sencillez, hablando con el Señor de esta manera: “Ordenad, Vos Señor mío, modos para que ésta vuestra sierva os sirva en algo. Muchas mujeres han hecho cosas heroicas por vuestro amor… Y a mi todo se me va en palabras y deseos cuando he de servir!…Fortaleced Vos mi alma y disponedla primero.. y ordenad luego modos para que yo haga algo por Vos.  Aquí está mi vida y mi voluntad; todo es vuestro, vuestra soy, disponed de mi conforme a vuestra voluntad… si no os apartáis de mi, todo lo podré “.  Y así el resto de la oración tuvo un tono muy especial. Hacia tiempo que no gozábamos tanto, contagiados por aquella santa mujer enamorada de Jesús, que había puesto el corazón en la palma de la mano para abrirlo a su Dios y a sus hermanos.

 A la salida me encontré con una amiga que no pudo venir a la oración por tener a su madre con Alzheimer, la amiga se lamentaba de no haber ido y que habia estado tentada de dejar sola a su madre enferma para venir con nosotros. Teresa la miró con ternura y le dijo: “Ay, hija qué importante es la caridad de los que verdaderamente aman a Dios “ y Teresa añadió: “Esto digo a mis hermanas: Obras quiere el Señor, y que si ves una enferma a quien puedes dar alivio, no se te dé nada de perder tus devociones y ve y te compadeces de ella; y si tiene algún dolor, te duela a ti…”