…” Santa Teresa
no se fía de sí, con tantas luces como recibe, porque sabe que en el camino de
la oración, de la relación con el Señor y de la evangelización hay muchos
engaños. Y nadie hay tan listo que no necesite ayuda y dejarse aconsejar. Ella
se pasa la vida preguntando y comunicando su alma, para encontrar la verdad.
Por eso recomienda siempre hacerse espaldas, ayudarse unos a otros,
buscar el apoyo y la comunicación, como medios ciertos para caminar sanamente (cf. Libro de la Vida 7,22). Hagamos
espaldas en la vida
fraterna en comunidad para vivir, testimoniar y contagiar la amistad
fuerte con Dios…”
«Amigos fuertes de Dios»
El Mensaje de los responsables de CONFER (Confederación
Española de Religiosos y Religiosas) destaca la frase del «Libro de la Vida» de Santa Teresa de
Jesús que se ha usado para el lema de este año «Amigos fuertes de Dios»,
un lema que puede evocar «la necesidad de evangelización de la propia
vocación para anunciar con nuestra vida consagrada la Buena Nueva de
Jesucristo».El Presidente y la Vicepresidenta hacen además una llamada a no ir
solos, a ayudarse unos a otros a «hacerse espaldas en la vida fraterna en
comunidad para vivir, testimoniar y contagiar la amistad fuerte con Dios en la
vida consagrada».
Amigos fuertes de Dios
Queridas hermanas, queridos hermanos: La expresión de la Santa de Ávila, AMIGOS
FUERTES DE DIOS, es el lema de nuestra Jornada en este año, con el
Jubileo Teresiano en España y la dedicación a la Vida Consagrada en
la Iglesia
Universal. Un lema que puede evocar, entre otras cosas de
Dios, la necesidad de evangelización de la propia vocación para anunciar con
nuestra vida consagrada la
Buena Nueva de Jesucristo.
En tiempos desconcertantes, sorprendentes, «recios» (Libro de la
Vida 33,5),
Teresa de Jesús propone un estilo nuevo de ser persona consagrada. Un modo
aguerrido, sin excusas, sin falsas humildades, sin apocamientos, donde no se
esconda el don de Dios que recibe cada una, se acoja con gozo al Señor y se
tome conciencia de ser piedras vivas. Y esto se lo dice a quienes ya están en
esa vida, para ellas mismas y para que cuiden y sostengan a quienes están por
llegar. En su época, en su circunstancia concreta, ante las adversidades, ella
afirma que «se necesitan amigos fuertes de Dios para sostener a los débiles» (Libro de la
Vida 15,5).
Fortaleza a la que invita la
Santa contra toda tibieza, contra todo desmayo, contra toda
flaqueza, contra toda autorreferencialidad.
«Querríales mucho avisar que miren no
escondan el talento, pues que parece las quiere Dios escoger para provecho de
otras muchas, en especial en estos tiempos que son menester amigos fuertes de
Dios para sustentar los flacos» (Santa Teresa de Jesús, Libro de la Vida 15, 5)
Esta propuesta de Teresa es la que, desde la alegría del
encuentro con Jesús y su seguimiento más en libertad y más de cerca, nos
recuerda el Papa Francisco en este Año de la Vida Consagrada:
«un modo distinto de hacer, de actuar, de vivir». Un modo alegre, comprometido,
orante, fraterno, misionero, misericordioso, transformativo. Una vida
consagrada impulsada por una animosa amistad con Dios, que no es conquista por la
realización de proezas humanas. Una vida consagrada que ha de construirse con
el consentimiento libre, voluntario, humilde y gozoso para que Cristo habite el
corazón humano. Consentimiento para dejar actuar al Señor a través de la
persona. Consentimiento que llevará a «despertar al mundo». Algo que solo es
posible con una intensa vida de oración, tratando de amistad, estando muchas
veces a solas con quien sabemos que nos ama (cf.
Libro de la Vida 8,5). Esa amistad que nos lleva a la
otra orilla, a las otras orillas, aunque el mar se encrespe.
La reforma de Teresa, la exhortación de Francisco, el carisma de
nuestros fundadores y fundadoras, inspirados por el Espíritu, son distintos y
ricos reflejos de la novedad de Jesús en la Iglesia para el mundo. Se trata de poner a Dios
en el centro, en el de nuestra vida consagrada, sin reservas. Y, al tiempo,
anunciar la Buena
Noticia de Jesucristo y del Reino, como vida consagrada en
una Iglesia misionera, «en salida». Como vida consagrada que ama y afronta con
coraje este mundo que está ardiendo y necesita transformarse por la
misericordia y la justicia de Dios para arder de otra manera, en el fuego del
amor del Padre. No es cosa de poca monta. «No, hermanas mías, no es
tiempo de tratar con Dios asuntos de poca importancia» (Camino de perfección 1,5). Para este ideal andariego contamos con sabiduría de pasado,
pasión de presente y esperanza de futuro en un modo de vida fielmente
evangélico, configurándonos con Cristo Jesús (Gal 4,19),
dejando crecer en nuestro interior sus pensamientos y sentimientos (Flp 2,5),
desde el encuentro personal con Él en una fuerte y sólida amistad, cimentada
sobre roca.
Pero no es cosa de ir solos. Teresa no se fía de sí, con tantas
luces como recibe, porque sabe que en el camino de la oración, de la relación
con el Señor y de la evangelización hay muchos engaños. Y nadie hay tan listo
que no necesite ayuda y dejarse aconsejar. Ella se pasa la vida preguntando y
comunicando su alma, para que la desengañen, para encontrar la verdad. Por eso
recomienda siempre hacerse espaldas, ayudarse unos a otros,
buscar el apoyo y la comunicación, como medios ciertos para caminar sanamente (cf. Libro de la Vida 7,22). Hagamos
espaldas en la vida
fraterna en comunidad para vivir, testimoniar y contagiar la amistad
fuerte con Dios en la vida consagrada. Para llegar donde Él nos
lleve a los consagrados y consagradas, en comunión y misión con todo el Pueblo
de Dios.
P. Luis Ángel de las Heras, cmf Presidente
de la CONFER y
Mª Rosario Ríos, odn Vicepresidenta