“Teresa fue hija de padres piadosos y honrados”, precisa el Papa y
apunta que “necesitamos hoy hombres y mujeres que tengan amor a la Iglesia , que colaboren con
ella en su apostolado, que no sean solo destinatarios del Evangelio sino
discípulos y misioneros de la divina palabra. Hay ambientes a los que sólo
ellos pueden llevar el mensaje de salvación como fermento de una sociedad más
justa y solidaria”.
En definitiva, “formar hogares donde
Cristo sea la roca en la que se apoyen y la meta que corone sus anhelos”. En
ese sentido la Santa
de Ávila también pediría a los jóvenes “que no se les arrugue ‘el ánima y el
ánimo’”. “De la mano de Santa Teresa los jóvenes tendrán valor para huir de la
mediocridad y la tibieza y albergar en su alma grandes deseos, nobles aspiraciones
dignas de las mejores causas”, afirma el mensaje del Papa.
“De modo especial ruego a Santa Teresa que nos regale la devoción
y el fervor que ella tenía a San José. Harto bien haría que los que pasan por
la rueda del dolor, la enfermedad, la soledad, quienes se sienten agobiados o
entristecidos recurrieran a este insigne patriarca con el amor y la confianza
con que lo hacía la Santa ”,
ha apuntado el Papa Francisco.
También ha afirmado: “Y confieso que a
menudo le hablo a san José de mis preocupaciones y problemas y, como ella, ‘no
me acuerdo hasta ahora de haberle suplicado cosa que la haya dejado de hacer’”.
“Encomiendo a todos cuantos celebran este
V Centenario a la intercesión de Santa Teresa, para que alcance del cielo todo
lo que necesiten para ser de Jesús, como ella y con la experiencia de su amor
puedan construir una sociedad mejor, en donde nadie quede excluido y se
promueva la cultura del encuentro, del diálogo, de la reconciliación y la paz”.
Según apunta el Papa Considera “una gracia providencial que este
aniversario hay coincidido con el año dedicado a la Vida Consagrada, en
la que la Santa
de Ávila resplandece como una guía segura y modelo atrayente de entrega total a
Dios”.
“¡Cuánto bien nos sigue haciendo a todos
el testimonio de su consagración, nacido directamente del encuentro con Cristo,
su experiencia de oración, como diálogo continuo con Dios y su vivencia
comunitaria enraizada en la maternidad de la Iglesia ”, precisa el Papa.
También subraya la importancia de Santa
Teresa como “maestra de oración”, que según define en sus libros consiste
simplemente en “tratar de amistad con quien sabemos nos ama”. “La de Teresa no
fue una oración reservada únicamente a un espacio o momento del día, surgía
espontánea en las ocasiones más variadas”, afirma el Papa en el mensaje e
insiste en que “estaba convencida del valor de la oración continua, aunque no
fuera siempre perfecta. La Santa
nos pide que seamos perseverantes, fieles, incluso en medio de la sequedad, de
las dificultades personales o las necesidades apremiantes que nos reclaman”.
Según explica el Papa, “a partir de su
encuentro con Jesucristo, Santa Teresa vivió ‘otra vida’, se convirtió en una
comunicadora incasable del Evangelio. Deseosa de servir a la Iglesia y a la vista de
los graves problemas de su tiempo, no se limitó a ser una espectadora de la
realidad que la rodeaba”.
“Desde su condición de mujer y con sus
limitaciones de salud, decidió -dice ella- ‘hacer ese poquito que era en
mí, que es seguir los consejos evangélicos con toda la perfección que yo
pudiese y procurar que estas poquitas que están aquí hiciesen lo mismo”,
recuerda.
El Papa Francisco también ha destacado la
“dimensión misionera y eclesial” que ha distinguido desde siempre al Carmelo
descalzo, por eso ha recordado “que también hoy la Santa nos abre nuevos
horizontes, nos convoca a una gran empresa, a ver el mundo con los ojos de
Cristo para buscar lo que Él busca y amar lo que Él ama”.
Otro de los puntos principales de la vida
y fundaciones de Santa Teresa de Jesús fue la vida comunitaria al que puso la
fraternidad como cimiento. “Aquí todas se han de amar, todas se han de querer,
todas se han de ayudar”, decía la
Santa de Ávila.
El Papa recuerda que para evitar el
peligro de la autorreferencialidad Santa Teresa de Jesús encarece a sus
hermanas especialmente “la virtud de la humildad, que no es apocamiento
exterior ni encogimiento interior del alma, sino conocer cada uno lo que puede
y lo que Dios Puede en él”. “La humildad teresiana está hecha de aceptación de
sí mismo, de conciencia de la propia dignidad, de audacia misionera, de
agradecimiento y abandono en Dios”, subraya el Papa Francisco en su mensaje a la Orden de los Carmelitas.
“Con estas nobles raíces, las comunidades
teresianas están llamadas a convertirse en casas de comunión que den testimonio
del amor fraterno y de la maternidad de la Iglesia presentando al Señor las necesidades de
nuestro mundo, desgarrado por las divisiones y las guerras”, declara el Papa.
En el mundo la Orden del Carmelo Descalzo
de la
Bienaventurada Virgen María del Monte Carmelo ronda las 69
mil personas entre religiosas, religiosos y laicos pero son innumerables las
órdenes inspiradas en el carisma de Santa Teresa de Jesús y San Juan de
la Cruz.
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